Esa tarde era muy calurosa, pero a la vez muy fría... Empezó a atardecer, y el sol tras las nubes fue ocultándose. De pronto, un rayo.. Esa fue la señal de que se acabaría el verano muy pronto, y de que empezarían las lluvias, las tormentas, los días negros, fríos, grises, tristes y apagados. Pero eso no la detuvo para que siguiera, ella era feliz, y le daba igual si llovía, o si hacia tanto calor como en aquel desierto lleno de arena y viento. Ella se puso de pie, y siguió adelante. No paró. Aunque el frío abrasador del invierno la rodearan. Ella siguió.
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