lunes, 17 de diciembre de 2012

Mariposas, parad de revolotear.

Todos los días amanecías en mi cabeza, y anochecías en mi corazón. Veía como tus besos se esfumaban con otra que no era yo. Tus dedos no estaban entre el desliz de los míos. Te echaba de menos a pesar de no haberte tenido nunca. Nadie era como tú, nadie hacía que me sintiera de esa forma. No sentía mariposas, sino algo más fuerte, era amor. Aunque no uno cualquiera, sino, uno no correspondido. O sí, pero no para los dos.




"Lo más grande que te puede ocurrir es que ames, y seas correspondido". - MR.