lunes, 21 de julio de 2014

Repost: frágil como una muñeca

Y mil gracias por darme esa oportunidad de ser rechazada, de romperme por dentro como si millones de cristales quebraran. Frágil como una muñeca de porcelana, esas que venden en cualquier tienda a la que tú no irías. Por eso no conoces mi estado, ni sabes como me siento ahora. Te crees fuerte, y quizás lo seas, pero por dentro no eres más que un barco de papel, porque sé que sabes que me has hecho daño, y que lo sientes mucho, pero yo no te perdonaré tan fácil. Las muñecas no sienten, no recuerdan, no olvidan, no lloran, no aman, no se estremecen al recordarte... Tampoco temen a la muerte, porque no mueren, se rompen en mil pedazos. Me siento una muñeca de porcelana frágil, que va a romperse dentro de poco.



Ojalá pudiera levantarme con amnesia, y olvidar todas estas pequeñas estúpidas cosas que me hacen sentir frágil.

martes, 8 de julio de 2014

Memorias de jóvenes enamorados

Sí, otra entrada que va de amor. Joder, el amor lo es todo. El amor es dolor, es felicidad, es cambio, esperanza, soledad, compañía, tristeza.



Y por fin lo he conocido. He conocido a la persona ideal para mi adolescencia. Sé que no nos vamos a casar, y a lo mejor algún día dejaremos de querernos, pero por ahora es la persona que me hace sentir bien siempre, me valora, no le importa que tenga veinte mil defectos. Sus ojos brillan cuando me ve y los míos 'laten' por él. La edad no importa.

Tal vez penséis que esto es una cursilada y que no merece la pena leerlo. Pero bueno, sólo estoy en mi blog escribiendo lo que siento, como siempre hago.

Creo que todas las chicas de entre 13 y 20 años nos infravaloramos, aunque sea alguna vez todas lo hemos hecho. Y esto, ¿por qué? Quizás porque no encontramos el amor de nuestra vida, o nuestro 'pequeño infinito', o porque no sabemos qué queremos hacer con nuestras vidas, porque el Selectivo decide por nosotros, porque estamos llenas de inseguridades y defectos que sólo vemos nosotras. Son cantidad de pequeños problemas de los que hacemos una bola enorme y hacen que seamos quienes somos.


Esta claro que todas quisiéramos un Augustus Waters y que nos diga cosas bonitas como que el mundo no sería nada sin nosotros, no somos conformistas. No queremos ser víctimas del dolor que provoca el amor, y por eso a veces estamos ciegas. ¿Ciegas de amor? Es el humo del cigarro que te impide ver al que se está estropeando los pulmones, la niebla que no te deja ver el fotogénico paisaje que tienes delante: el amor.

Menudo dilema el que se nos presenta. Cosas de adolescentes y jóvenes enamorados que algún día descubrirán que se pasaron más rato lamentándose por tonterías que disfrutando de la mejor etapa de sus vidas. Menudo dilema. Así somos, jóvenes encerrados y ciegos (de amor, claro).