viernes, 25 de abril de 2014

Café solo

Mañana es mi decimoctavo cumpleaños. Estas últimas semanas las palabras que más han repetido mi boca han sido 'no pasa nada'. Siempre pensé que era inevitable que las personas te fallasen, pero no estas personas. Es como si me hubieran dado una patada en la columna vertebra y hubiese vomitado esas palabras. 'No pasa nada'. Vaya mentira, claro que pasa pero no lo quiero admitir. Hoy, mi último día con diecisiete, me he sentido como una niña de cinco por llorar por tal estupidez, porque siento que muchas personas me han fallado a la vez y no solo por esta tontería. Se alejan como palomas cuando las asustas, joder. ¿Qué habré hecho? ¿Criticar, reírme de otros, ser mala? Como si no lo hiciera TODO el mundo, y remarco TODO porque no se salva ni el más bondadoso. Y sí, mi corazón ahora está débil, no tiene ganas de cumplir dieciocho y que le digan que ya no tiene edad para llorar por estupideces, que ya es hora de que empiece a hacer las cosas por su cuenta y madure. Todo esto me lo dicen como si ellos fueran lo suficientemente maduros para decir la verdad cuando la tienen que decir, como si fuesen capaces de no reírse de la gente cuando no deben, como si ellos no lloraran, no sintieran. Es necesario llorar, pues si no conociéramos el dolor jamás llegaríamos a ser felices.


Tal vez sea hora de dejar salir ese Peter Pan que tenemos dentro, aunque a veces es necesario mantenerlo.

2 comentarios:

  1. Vibrante y conmovedor, un relato magnífico!

    ResponderEliminar
  2. Algunas veces por muy estupidez que parezca una cosa, por insignificante que pueda ser, es en esos momentos hay cosas que deben "demostrarnos" y cuando no lo hacen nos parten en mil pedazos. ¿Qué hiciste? tal vez nada, tal vez todo. La gente te decepciona sin motivo. ¿Qué dicen? ¿Te haces mayor? ¿Tienes que crecer? Que les den. Si tienes que dejar salir a Peter Pan es solo para jugar con él e irte volando a Nunca Jamás .

    ResponderEliminar