Reía como si no hubiese un mañana. Sentía como si no hubiera sentido nunca. Pero siempre llega el final de algo. Ese 'algo' era su definición de compañero. Era su hermano, su mejor amigo, algo más que un familiar.
Desde que le perdió, no volvió a ser la misma, cambió, pero no reaccionó. Nadie entendía el por qué de sus acciones. Ahora fumaba y bebía, pero antes no solía hacerlo. Se sentaba en la parada del autobús a leer un libro, como no, sola.
Vida sin acompañantes. Era una tristeza especial llena de lágrimas que secar y un gran y bonito recuerdo que debía ser olvidado. Y pensar que todo fue culpa de una enfermedad sin cura.
Es muy triste pero la cruda realidad... aun asi debemos ser capaces de volver a sentir.
ResponderEliminarUn beso enorme, te espero en mi blog :)
buf.. pues demasiada razon.... Pero buf.. que le vamos a hacer...?
ResponderEliminarMuchos besos preciosa :)